La ortodoncia invisible se inventó, en Estados Unidos, a finales de la década de los 90 por la empresa Invisalign. Supuso una auténtica revolución en los tratamientos de ortodoncia, ya que se trataba de un método “transparente” y “removible” que decía que podía conseguir los mismos resultados que los tradicionales brackets.
Lo que Invisalign ideó fue un tratamiento de férulas de plástico que se imprimían mediante impresión 3D y que permitían corregir la mal posición dentaria.